El instituto desarrolla una estrategia a largo plazo que prioriza seguridad, legalidad y confianza ciudadana en el proceso electoral
El Instituto Nacional Electoral (INE) avanza en el diseño de una estrategia a largo plazo para establecer el voto electrónico en México. Este proyecto contempla un periodo de desarrollo de 11 años, con una meta prevista para 2036, y se encuentra actualmente en fase de análisis de viabilidad y planeación.
La propuesta busca crear una plataforma que respete los principios de certeza, legalidad e imparcialidad, además de garantizar la seguridad y confianza de los votantes. Su implementación sería gradual, con objetivos a corto, mediano y largo plazo, bajo la coordinación de la Dirección Ejecutiva de Organización Electoral.
No obstante, el calendario podría modificarse si el Congreso aprueba una reforma electoral que ordene al INE adelantar la adopción del voto electrónico a nivel nacional. En el contexto actual, el instituto solo tiene facultad para realizar programas piloto, ya que la Constitución no contempla aún esta modalidad dentro del territorio mexicano.
Entre los proyectos iniciales destacan la ampliación del voto por internet para mexicanos residentes en el extranjero y la introducción de urnas electrónicas en programas de voto anticipado, especialmente dirigidos a personas con discapacidad o movilidad limitada. También se prevé analizar distintos modelos, desde urnas electrónicas presenciales hasta sistemas híbridos, evaluando factores técnicos, normativos y sociales.
El INE estima que los beneficios serían amplios: menor gasto en instalación de casillas, mayor rapidez en los conteos, reducción de errores y un menor impacto ambiental por el uso de papel. Sin embargo, el avance del voto electrónico dependerá de decisiones políticas y reformas legales que definan si México está listo para transitar hacia una nueva etapa en su vida democrática.